Hay una fruta de otoño de origen oriental que es muy saludable, rica y fácil de comer: los caquis. Además, es una de las favoritas de los niños. El caqui (también conocido como pérsimon o palo santo), tiene su momento álgido en otoño y lo puedes encontrar en tu supermercado de referencia. Su dulzor, sobre todo cuando está bien maduro, es irresistible y su alto contenido en agua la convierte en una fruta perfecta para depurar nuestro cuerpo. Así que si quieres empezar el otoño con buen pie, come muchos caquis.
5 razones para comer caquis
Beneficia a la visión: los caquis son muy ricos en vitamina A y carotenoides, siendo la vitamina A ideal para prevenir problemas relacionados con la vista.
Favorece el crecimiento y el buen desarrollo óseo: el caqui también tiene una alta cantidad de vitamina C, una vitamina que participa muy activamente en la formación de los dientes y las estructuras óseas. Esta vitamina también participa en la formación de colágeno y glóbulos rojos.
Es antioxidante: las frutas rojizas y anaranjadas son conocidas por sus altos niveles de antioxidantes, por lo que el caqui es perfecto para añadir a tu dieta a la hora de cuidar tu piel y favorecer a una adecuada conservación de los tejidos del cuerpo en general. Los antioxidantes están estrechamente relacionados con la prevención de muchas enfermedades de carácter crónico.
Cuida la piel: puesto su alto nivel de antioxidantes, vitamina A, carotenoides y su alta capacidad de hidratación, el caqui es perfecto para mantener una piel sana, llena de energía y para que se vea radiante y bella.
Favorece el tránsito intestinal: esta fruta, además de aportar una importante cantidad de fructosa y glucosa, también nos aporta gran cantidad de fibra. Esto junto a su gran cantidad de agua es perfecto para favorecer el tránsito intestinal. Son perfectos aliados para ayudar a tratar la diarrea y el estreñimiento.
